❞En una de las escenas más brutales en la historia de la guerra y el asedio, filas de civiles palestinos en la Franja de Gaza son atacadas mientras esperan un saco de harina o una cesta de comida. Los disparos no se dirigen a los combatientes, sino a los hambrientos. Desde la calle Rashid hasta el cruce de Netzarim, las masacres se repiten sin control. Este informe analiza los antecedentes políticos, militares e ideológicos detrás de estos ataques sistemáticos, revelando cómo la ayuda ha pasado de ser un recurso vital a un campo de exterminio masivo, en medio del silencio internacional y la complicidad abierta.
En la asediada Gaza, la guerra ya no se libra solo con artillería y misiles, sino también mediante el hambre, que ahora se está convirtiendo en un arma letal por sí misma, con decenas de palestinos asesinados a diario mientras esperan sacos de harina o cajas de ayuda.
Masacres en centros de ayuda.
Según medios gubernamentales de Gaza, más de 516 civiles han muerto mientras esperaban ayuda o durante su distribución desde el inicio del llamado mecanismo de "ayuda estadounidense-israelí" el 27 de mayo de 2025. Más de 3700 personas han resultado heridas, mientras se repiten escenas horribles: cadáveres apilados fuera de los hospitales y supervivientes gritando: "Solo nos fuimos por comida".
Desde octubre de 2023, la Franja de Gaza ha estado sometida a uno de los asedios y campañas de hambruna masiva más duros de los tiempos modernos, según Amnistía Internacional. La organización emitió un comunicado el 12 de marzo de 2024, en el que afirmaba: "Israel está utilizando sistemáticamente la hambruna como arma de guerra, una grave violación del derecho internacional humanitario y un crimen de guerra documentado".
Por su parte, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, declaró en su discurso ante el Consejo de Derechos Humanos: «Lo que presenciamos en Gaza es la destrucción sistemática de las necesidades más básicas y la hambruna forzada contra la población civil. Disparar contra personas hambrientas es horrible e injustificable bajo cualquier circunstancia».
Puntos de distribución bajo control de fuego.
Desde finales de mayo de 2025, el llamado «mecanismo de ayuda estadounidense-israelí» ha estado en funcionamiento. Se basa en puntos de distribución terrestres específicos dentro de la Franja de Gaza, en lugar de lanzamientos aéreos como en las primeras semanas de la guerra.
Estos puntos, como el cruce de la calle Rashid, la zona de Netzarim y el oeste de Rafah, se designan en coordinación con el ejército israelí y se promocionan como «corredores humanitarios», pero están completamente bajo el control de fuego de las fuerzas de ocupación.
En muchos casos, en cuanto los solicitantes de ayuda se reúnen cerca de ellos, se convierten en emboscadas abiertas, con decenas de muertos o heridos por fuego directo o bombardeos sorpresa, lo que desmiente la afirmación de que existe protección humanitaria en estos lugares.
¿Por qué Israel ataca a quienes esperan ayuda?
Los observadores creen que atacar los convoyes de ayuda cumple con los objetivos militares y psicológicos de Israel, principalmente: aterrorizar a la población, impedir concentraciones, humillar a la gente, vincular la supervivencia a la aceptación de las condiciones de la ocupación, desmantelar la solidaridad interna y convertir los alimentos en una herramienta de control.
El experto en derecho internacional Michael Lynk, ex relator especial de la ONU para Palestina, declaró en una entrevista con Al Jazeera English: «Cuando mueren personas mientras corren tras un camión de harina, no se trata de un caso de caos, sino de una política sistemática que busca humillar al pueblo palestino y aniquilar su dignidad».
En resumen, se puede decir que Israel ataca brutalmente a quienes esperan ayuda en Gaza por varias razones entrelazadas relacionadas con la política militar, la forma en que se llevó a cabo la guerra y el objetivo de presionar a la sociedad palestina. Estas razones se pueden resumir de la siguiente manera:
1- El hambre como arma de guerra.
Israel se basa en una política de asedio y hambre para subyugar a la población de Gaza. Utiliza los ataques a los centros de distribución de ayuda como medio para controlar y dominar a la sociedad palestina mediante presión económica y psicológica, en un intento de obligar a la población a someterse o huir.
2- Justificaciones de seguridad y alegaciones de amenaza.
El ejército israelí a veces justifica disparar contra civiles en los centros de ayuda alegando una "amenaza a la seguridad" o la presencia de "militantes" entre la multitud. Sin embargo, testimonios de campo e informes de derechos humanos confirman que la mayoría de las víctimas son civiles desarmados y que no hay militantes presentes en dichas concentraciones.
En algunos casos, el ejército ha declarado "zonas de combate" las carreteras que conducen a los centros de ayuda, advirtiendo a los civiles que se mantengan alejados, a pesar de saber que la mayoría de los presentes buscan alimentos.
3- La política de castigo colectivo e impunidad.
La persistencia de estos crímenes refleja una política de castigo colectivo contra la población de Gaza, que se beneficia de la inmunidad internacional y del apoyo político y militar de Estados Unidos y otros países occidentales, lo que le da una sensación de impunidad.
Organizaciones de derechos humanos confirman que los disparos intensos y deliberados contra civiles mientras intentan obtener ayuda son legal o humanitariamente injustificados y constituyen un crimen de guerra documentado.
4- Objetivos políticos más amplios.
Algunos creen que atacar a los solicitantes de ayuda también busca socavar las iniciativas internacionales de ayuda, forzar el desplazamiento o alterar la realidad demográfica en la Franja, además de presionar política y militarmente a la resistencia palestina.
Los brutales ataques contra los solicitantes de ayuda en Gaza reflejan una estrategia deliberada para subyugar a la población mediante el hambre y el asesinato. Israel lo justifica con argumentos de seguridad endebles, mientras que los hechos y testimonios confirman que el objetivo es la presión y el control colectivos, ante la ausencia de una disuasión internacional eficaz.
El periódico hebreo Haaretz publicó una extensa investigación el 10 de junio, señalando que las instrucciones emitidas por el mando del ejército permiten "abrir fuego en las inmediaciones de los puntos de concentración si se sospecha la presencia de elementos indisciplinados o amenazas potenciales". Esto es lo que expertos militares han descrito como una luz verde para el fuego indiscriminado.
Israel acusa a Hamás de utilizar a civiles como escudos humanos, alegando que el movimiento busca crear escenas humanitarias sangrientas para avergonzar a Israel ante la opinión pública internacional. Sin embargo, el problema fundamental de estas justificaciones es que no se sostienen ante la repetición sistemática del mismo incidente en diferentes zonas, bajo supervisión internacional y ante las cámaras.
Testimonios documentados: "No hubo enfrentamiento".
Por su parte, Human Rights Watch afirmó en su informe publicado el 5 de junio: «Muchos de los asesinatos en los puntos de distribución de ayuda no implicaron enfrentamientos armados. Los civiles fueron baleados mientras corrían hacia los camiones de comida, o tras reunirse en las plazas, algunos murieron al intentar regresar con su comida».
En un testimonio documentado, el Dr. Thaer Ahmed, médico de urgencias estadounidense voluntario de MedGlobal que trabajó en el Hospital Nasser de Khan Yunis durante enero y febrero de 2024, confirmó que la naturaleza de las lesiones recibidas en el hospital apuntaba a un patrón sistemático de ataques.
En una entrevista con medios británicos, declaró: «Muchas de las lesiones fueron causadas por disparos de precisión a la cabeza y el pecho, y otras por drones que incluso atacaron al personal médico». Añadió que estas heridas no fueron resultado de bombardeos ni enfrentamientos indiscriminados, sino más bien «como ataques deliberados de francotiradores contra civiles en puntos débiles mortales».
Aunque no se refirió específicamente a las líneas de ayuda, su testimonio revela una política calculada de fuego contra civiles, totalmente coherente con el patrón observado actualmente en los centros de distribución de alimentos en Gaza.
La ideología del hambre.
Si bien no existe un edicto religioso explícito en la fe judía que justifique la matanza de los hambrientos, en la estructura ideológica del Estado hebreo, el palestino —incluso en momentos de hambre— se constituye como un elemento peligroso o un excedente existencial que debe ser neutralizado. En la literatura bíblica, gran parte de la cual se cita en el discurso ultranacionalista, los modelos de pueblos "enemigos" hambrientos aparecen como un medio de purificación divina, a veces reinterpretados por rabinos extremistas para justificar el castigo colectivo.
El rabino Dov Lior declaró explícitamente: "En la guerra, no hay diferencia entre un civil y un combatiente, porque todos constituyen un entorno hostil".
Esta visión se entrecruza con la doctrina militar israelí conocida como la "Doctrina Dahiya", que trata a toda la comunidad como un campo de batalla, convirtiendo las filas de alimentos en objetivos legítimos dentro de la rígida mentalidad de seguridad.
En el discurso político, las descripciones despectivas de los palestinos, como "ratas" o "animales humanos", se han vuelto comunes, profundizando su deshumanización y proporcionando al asesino una conveniente justificación psicológica. Así, en la visión de seguridad israelí, el palestino hambriento se transforma en una bomba de tiempo demográfica, no en un ser humano al que salvar.
Los analistas creen que el objetivo más profundo de Israel al matar a los hambrientos es fracturar la sociedad y desmantelar el tejido social. Además, la matanza de civiles en las líneas de ayuda humanitaria no es solo una masacre física, sino también un asesinato moral y psicológico de la sociedad palestina, despojándola de su dignidad y supervivencia, y empujándola hacia el colapso total, como preludio a un cambio en la realidad demográfica, geográfica y política de Gaza.
Estos analistas afirman que Israel mata a estas personas porque quiere imponer su voluntad por la fuerza a una sociedad asediada. Es consciente de que la comida, como un arma, puede utilizarse para desmantelar o humillar a un oponente. Es una guerra contra la idea misma del ser humano palestino y contra su supervivencia.
La duplicidad de la narrativa occidental
: Si bien algunos líderes occidentales han expresado su preocupación por las pérdidas humanitarias, muchos gobiernos siguen apoyando el mecanismo de distribución de ayuda coordinado con Israel, lo que plantea una pregunta moral: ¿Se ha convertido Occidente en cómplice, ya sea por silencio o por apoyo, del crimen de matar de hambre y matar civiles?
«Los alimentos proporcionados bajo las condiciones de la ocupación se han convertido en un símbolo del colapso del orden moral global, e Israel está explotando este colapso para imponer condiciones de rendición colectiva», afirma Elisabeth Brosset, investigadora del Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra
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Desde la perspectiva del derecho internacional humanitario, los ataques deliberados contra civiles, en particular contra quienes buscan asistencia humanitaria esencial, constituyen crímenes de guerra. La protección de los civiles es un principio fundamental del derecho internacional, que impone obligaciones claras a las partes en conflicto para evitar atacarlos y facilitar la entrega de ayuda. El uso de la hambruna como arma de guerra, como señalan numerosas organizaciones internacionales en relación con la situación en Gaza, constituye una grave violación de numerosos tratados y acuerdos internacionales, incluido el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Atacar a civiles que se congregan en las filas de ayuda, independientemente de los pretextos de seguridad, constituye una flagrante violación de los principios de distinción, proporcionalidad y precaución, pilares del derecho internacional destinados a proteger vidas inocentes en tiempos de conflicto.
En conclusión, Gaza vive hoy en un mundo donde un saco de harina se ha convertido en una amenaza mortal. Los civiles palestinos en la Franja no mueren solo por los bombardeos o el asedio, sino por un pedazo de pan. La pregunta que enfrenta la conciencia mundial es: ¿Seguiremos contando los cadáveres o detendremos la matanza? │Diario Al-Quds Libération❞صحيفة القدس ليبراسيون - Global Intellectual Property Registry Nº: 1 607138 370884 All rights reserved ©2016|